El juego del enemigo invisible

Esta modalidad del amigo invisible es perfecta para hacer limpieza en el piso, en el sótano o en el garaje. En el juego del enemigo invisible se trata, como ya su propio nombre indica, de regalarse horteradas. Tampoco es cuestión de regalarse chatarra o basura, sino objetos que en algún momento recibimos como regalo o quizá como herencia, pero que son horrorosos o simplemente una horterada.
Hay una variante del enemigo invisible en la que no vale comprar los regalos. Pero los enemigos invisibles más profesionales se pasan todo el año rebuscando en los mercadillos o internet en busca de horteradas que puedan tener su momento estelar cuando se juegue al enemigo invisible.
El amigo asqueroso, el amigo guarrete, el amigo gandul, el amigo cachivache o el Julklapp horterilla son otros nombres por los que se conoce también al juego del enemigo invisible. Los requisitos serían los mismos.
El juego del enemigo invisible puede ser mucho más divertido todavía si se establece un tema. En el enemigo invisible temático se busca la creatividad. Hay que ser imaginativo y explicar cómo un pez cantarín de plástico se ajusta al tema «antigüedades».
Para el enemigo invisible el envoltorio puede ser fundamental. Sobre todo en la modalidad ladrona. Se juega con dados y los regalos se cambian, se «arrebatan» y se reasignan, y un paquete con un envoltorio impresionante puede jugar un factor decisivo.
En el enemigo invisible normal, los regalos también se pueden dedicar. Los regalos alusivos (que dicen algo de su destinatario) y los que llevan alguna dedicatoria pueden hacer que la gente se desternille de risa, aunque hay que tener cuidado para no ofender a nadie. La línea que separa una dedicatoria graciosa de una ofensiva puede ser muy fina en ciertas ocasiones. Sobre todo, si se juega al enemigo invisible con los compañeros del trabajo, hay que tener mucho cuidado con lo que se escribe y con lo que se dice.

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